Respeto. Eso han conseguido. Son las mujeres zapatistas, las indígenas rebeldes que hace quince años, junto con sus compañeros, se alzaron contra una violencia milenaria que las había enterrado y le gritaron al mundo "¡vivimos!".
En aquellos primeros días de la revuelta en Chiapas, en enero de 1994, cuando el impacto de la irrupción armada nos hizo mirar y escuchar a varios grupos indígenas que anunciaban el inicio de una rebelión organizada bajo las siglas del EZLN, pocos sabían de la lucha de esas mujeres. Con el paso del tiempo entendimos que miles de ellas participaban en ese movimiento que enarbolaba once demandas básicas: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Supimos, entonces, que su movimiento marcaría el cambio de siglo.
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